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Sant Gervasi de Cassoles

Sant Gervasi es desde hace 120 años un barrio de Barcelona en donde viven actualmente más de 90.000 personas. Sin embargo, la mayoría de estos vecinos no tienen conciencia de que viven en un lugar con más de 1.000 años de historia ni que durante más de dos siglos tuvo una vida municipal propia muy viva, que se opuso a la anexión a Barcelona, como la mayor parte de los otros municipios, hoy barrios de la ciudad. Conviene destacar, sin embargo, que fue el único municipio anexionado que depositó una cantidad de dinero, considerable para la época, en las arcas municipales barcelonesas.

Antecedentes históricos

Existen evidencias escritas de la existencia de Sant Gervasi desde el año 992, aunque de acuerdo con una declaración jurada sobre unas escrituras de propiedad que se habían perdido en el año 985 indican claramente la existencia de un núcleo poblacional en Sant Gervasi con anterioridad. También este documento, que corresponde a unos terrenos situados en las inmediaciones del hoy llamado Turo de Monterols, i que está escrito en latín, indica que el terreno está “in termino de Chasoles”, apellido del señor feudal de entonces: Pere de Montjuïc, señor de Cassoles.

El núcleo poblacional nace al entorno de una antigua capilla existente en la casa señorial de la familia Montjuïc (cerca de donde hoy encontramos la iglesia de la Bonanova), con dedicación a los santos Gervasi y Protasi, hermanos mártires milaneses del siglo segundo. Estos santos son frecuentes en el culto de entre los siglos VI y XII, por todo el sur de Europa, proliferan las poblaciones con el nombre de Gervais (Gervasio) o sus derivados.

El término del antiguo pueblo de Sant Gervasi se extendía, como hoy, a lo largo de la sierra de Collserola entre Sarrià y Gràcia. De hecho, se corresponde con el territorio existente entre las colinas de Modolell (121 m.) y el del Putget (181 m.), que forman parte de las existentes que atraviesan el Pla de Barcelona, paralelas a la sierra de Collserola y llegaba por oriente hasta la Travesera de Gràcia, que en aquel tiempo todavía conservaba el recorrido de la Strada Francigena romana.

El aspecto del territorio era muy diferente del actual, la orografía era accidentada. Todo el término estaba formado por torrenteras y montículos, y los caminos, con fuertes pendientes, atravesaban barrancos que en ocasiones se convertían en impracticables.

En el siglo XI se encuentran documentadas diversas actas del establecimiento de familias en tierras situadas en Monterols, eran tierras de “viña y huerto” de la ciudad. Como parece lógico en un territorio de estas difíciles características, la población era escasa y dispersa, y dedicada a tareas agrícolas. Como todos los núcleos poblacionales del Pla de Barcelona, Sant Gervasi dependía jurisdiccionalmente del Consell de Cent barcelonés.

Hacia1408, el señor de Cassoles cedió un castillo de nueva construcción, Bellesguard, al último rey de la casa de Barcelona, el Rey Martí, que vivió los últimos años de su vida en este lugar. Años después, en el siglo XVII, en la antigua capilla de los santos mártires Gervasi y Protasi, se comenzó a venerar a la Madre de Dios de los Afortunados o de la Bonanova, la que, con el tiempo eclipsó a los hermanos milaneses.

El municipio

La imposición del decreto de Nueva Planta del año 1716 favoreció que el territorio de la ya entonces parroquia de Sant Gervasi se convirtiera en municipio autónomo el año 1727, sin embargo, las comunicaciones, así como las condiciones para habitar el territorio continuaron siendo muy precarias. En 1789, el entonces rector de la iglesia de los santos Gervasi y Protasi y de la Madre de Dios de los Afortunados, describía así el pueblo: “…la mayoría de las casas están en medio de bosques, campos y viñas, los cultivos son sobre todo de secano, hay 6 parejas de bueyes para labrar la tierra, se recoge trigo mezclado, así como cebada y mijo. Muchos tienen pozos y de los huertos recogen verduras, que con las aves y algún conejo los bajan a vender a Barcelona”.

La descripción anterior define al pueblo con una economía esencialmente agraria, sin ningún centro importante o agrupación de población. Carreras Candi, en su libro sobre la ciudad de Barcelona de 1913, explica que “…junto a la parroquia, en 1830, formaban un núcleo poblacional cinco o seis casas”. Es a partir de la mitad del silo XIX que la situación da un vuelco y se inician obras para mejorar las comunicaciones y facilitar la urbanización del termino municipal, para permitir la construcción de torres y casas y la llegada de nuevos vecinos.

El Ayuntamiento de Sant Gervasi comenzó en 1848 a ensanchar y remodelar los viejos caminos, y en 1851 se compromete a “encauzar las aguas pluviales”. Este es un ejemplo, entre otros, de una de las medidas que comienza a tomar el consistorio, aunque debe decirse, que quien urbanizaba las nuevas calles, casi a conveniencia, eran los propietarios de los terrenos, sin un plan preconcebido por el municipio.

La calle “Mayor” 

La actual calle de Sant Gervasi de Cassoles se consideró como el eje central residencial y comercial del casco antiguo del pueblo y recibió el nombre de calle Mayor el 20 de enero de 1853. El consistorio se reunía desde el año 1844 en una ruinosa sala de una antigua fonda, que al mismo tiempo se utilizaba como prisión. Después de considerar la ampliación del local, a finales de 1850, la fonda, que se llamaba “hostal Vell”, se habilitó, además, como escuela y vivienda del maestro. Al iniciarse el año 1853 la multifunción de este local consistorial era caótica, al mismo tiempo el matadero que estaba situado en la calle Mayor tiraba todos los despojos en la calle, lo que generaba unos olores insoportables. Ante estos problemas, el consistorio decidió primero reconvertir y trasladar el matadero al hostal Vell ya muy deteriorado y posteriormente, en 1884, construir la nueva Casa Consistorial y el matadero, situándolos entre la calle Mayor y la actual plaza de Joaquim Folguera. Todo el conjunto fue substituido por el actual Mercado de Sant Gervasi en 1964.

El antiguo camino de Barcelona a Sant Gervasi, la calle Mayor, se caracterizaba por tener una muy elevada pendiente entre la plaza del Ayuntamiento y el otro centro importante de concurrencia, la plaza de la iglesia de la Bonanova, sobre todo a la altura de la actual calle de Bisbe Sivilla. En el año 1840 se previó arreglar toda la calle. No obstante, las quejas por la fuerte pendiente de la calle, a la altura de Can Sivilla, el actual centro Cívico y la biblioteca Joan Maragall, que presentaron sus propietarios, forzó al consistorio a abrir un expediente en el año 1841 para rebajar el nivel de este tramo del camino, haciéndose efectivo en el año 1843. La calle Mayor tomó muy rápidamente una gran importancia social y comercial. El 5 de septiembre de 1907 fue aprobado el cambio de nombre del vial por el de calle de Sant Gervasi y a partir de 1927, al aprobarse el nombre de Paseo de Sant Gervasi, pasó a denominarse calle de Sant Gervasi de Cassoles.

En 1860, el Ayuntamiento de Sant Gervasi dividió el termino municipal en tres distritos, formados por dos barrios cada uno de ellos: el distrito primero, de la Bonanova, con los barrios de Craywinckel y del Puig; el distrito segundo, dividido en los barrios de Galvany y de Laforja; y el distrito tercero, del Putget, con los barrios de Beltrán y del Farró. Por otro lado, la situación de bonanza económica de la Barcelona de la época propició la llegada de barceloneses que compraban y reformaban masías o se construían casas con esplendidos jardines en donde pasar largas temporadas, buscando una situación que les permitiese una buena comunicación con la ciudad. Las primeras casas se situaron siguiendo los antiguos caminos de Sant Gervasi, como el que rodea el Turó de Monterols, que procedía de Barcelona y llegaba hasta la calle Mayor. A partir de la mitad del siglo XIX se construyeron en todo el pueblo de Sant Gervasi casas para el veraneo o para vivir definitivamente y se edificaron bloques de pisos para cubrir la fuerte demanda existente. El 1890 se urbanizó el paseo de la Bonanova en donde se edificaron lujosas mansiones. Unos años más tarde se urbanizó la avenida del Tibidabo, una obsesión personal del famoso doctor Andreu.

El barrio

Una gran parte de las construcciones modernistas o neoclásicas de esta época fueron destruidas entre los años de la Guerra Cívil y los posteriores. En los años 40, la administración fue muy permisiva con la substitución de las casas de veraneo por grandes bloques de pisos y, además, en esa década también se abrió la Ronda de Dalt, que separaba, aun más, Sant Gervasi de la montaña.

No obstante, Sant Gervasi se ha conservado razonablemente bien: todavía quedan jardines, edificios y torres modernistas, como las más de treinta edificaciones que existen del prolífico arquitecto Enric Sagnier. Actualmente, diversas asociaciones, como la Asociación de Vecinos de Sant Gervasi y la de comerciantes Barnavasi, quieren recordar la historia de nuestro barrio y refirmar la personalidad que a Sant Gervasi le es propia.

Por otra parte, en los últimos años se ha nutrido de un estimable número de centros cívicos, bibliotecas, jardines públicos y servicios de todo tipo. Todavía queda camino por recorrer, pero entre todos lo conseguiremos. El antiguo pueblo es hoy en día un barrio socialmente desarrollado, con servicios colectivos y bien surtido de comercios, escuelas y servicios sanitarios.

Sant Gervasi, ¡es mi barrio!

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